miércoles, 5 de mayo de 2010

QUE SE VAYAN TODOS

I

Así se llamara el movimiento que nace de la indignación popular por tanta corrupción en un país donde la política se ha congelado a 1990.

Cuando el país estaba sentado en el sillón de los acusados por violación de los derechos humanos con la presencia del comando Rodrigo Franco, la desaparición y asesinato de dirigentes sindicales y políticos, con reservas internacionales negativas, con una inflación galopante solo conocida en Alemania luego de la primera guerra mundial, con un sistema vial destrozado, con una deuda externa que no se pagaba, con una política tributaria donde los ricos no pagaban impuestos, con epidemias como el cólera, el dengue, la mortandad infantil creciente, con un sistema de agua y desagüe colapsado, con apagones a diario, con un promedio de 22 muertos diarios por razones de la violencia política, con salarios que no alcanzaba ni para la sobrevivencia y con una población laboral activa y pasiva condenada a la extrema pobreza, con pequeños empresarios que renovaban sus productos a diario para sobrevivir y que terminaron quebrados con el shock económico del 8 de agosto de 1990.

Ahora el país es otro. Sin embargo, las facilidades a los empresarios sigue siendo la misma. A pesar de que las materias primas tienen precios internacionales crecientes. Los convenios de estabilidad tributaria subsisten y se fomentan inescrupulosamente por los lobbies estatales cuyas consecuencias políticas estamos viéndolo en el APRA y en el congreso. El control político es inexistente en el país.

El congreso que debe cumplir con ese papel del control político ha abdicado a la misma y es necesaria una renovación urgente de los líderes para iniciar la regeneración moral de la sociedad y del estado.




II
Las políticas congeladas de 1990 que no tienen razón en energía y minas como los convenios de estabilidad tributaria que se fijaron con el objeto de traer inversiones cuando la situación del Perú era la de un país en quiebra.

Ahora, cualquier inversión esta garantizada por el estado a ganar y no a perder utilidades, sin límites.

Los precios internacionales de los minerales siguen creciendo y particularmente el oro cuyo costo de producción es de 90 dólares la onza y su precio internacional es de 1 200 dólares la onza. Ahora que el dólar esta depreciándose los dinero tenientes se refugian en el oro para no perderla en la bolsa de valores (espacio de los timberos)

La misma situación pasa con los otros minerales. De allí la lucha por las concesiones de las minas metálicas y no metálicas que estaban en manos de posesionarlos y propietarios.

En la década del 90 los precios bajos de los minerales y la guerra interna provoco que las minas fueran abandonadas por sus propietarios. Pero, las minas siguieron siendo explotadas por los trabajadores en las peores condiciones. Ahora, con los precios internacionales estos propietarios han vuelto, otros los han vendido, los han transferidos, los han donado.

Los capitales transnacionales con el apoyo de grandes estudios de abogados en el poder judicial admiten las invasiones sobre dichas posesiones generando conflictos entre los trabajadores o simplemente continúan explotándolos con procesos judiciales en curso.

Fijar un nivel de ganancia a las inversiones es urgente para que el aprovechamiento del recurso natural no sea solo para el inversionistas sino para que las comunidades alrededor de la riqueza pueda mejorar la productividad de la localidad en profesiones afines y el recurso natural no sea objeto de depredadores irracionales que usan tecnología de punta a fin de sacar la mayor cantidad del recurso natural y acabarla en el menor tiempo posible.

Cuando el razonamiento debe ser que el recurso natural debe de tener un largo periodo de explotación de modo que los comuneros de la localidad puedan tener generaciones que disfruten del recurso y se realicen humana y profesionalmente. Como instalar una infraestructura adecuada para mejorar las condiciones de vida de población en general.

Lamentablemente los gobernantes actuales siguen abriendo las puertas al capital sin condiciones a pesar de las nuevas condiciones de un país que tiene 35 000 millones dólares de reservas internacionales netas- RIN- y una presión tributaria del 14% del PBI, una inflación del 2% a costa del sacrificio del pueblo. Los lobbistas gubernamentales solo piensan en el lucro personal antes que en el Perú.

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